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China acaba de divulgar su estrategia de defensa, parte fundamental del proyecto nacional, el cual, según las expectativas de sus líderes, debe transformar al país en la primera potencia mundial en 2049, cuando se cumple el centenario de la República Popular China.
Con el título de “Defensa de China en la nueva era”, el documento fue publicado por el Consejo de Estado y está disponible en inglés en el sitio de la agencia Xinhua. Su lectura constituye una importante fuente para el entendimiento de los planes estratégicos de los líderes de Pequín para las décadas siguientes, cuya esencia es la afirmación de los intereses nacionales en el panorama internacional cooperativo y no hegemónico, a favor del progreso compartido.
En el prefacio se lee:
“Hoy, con sus intereses y su seguridad entrelazados, la gente de todo el mundo se está convirtiendo en miembro de una comunidad con un futuro compartido. China se encuentra en una etapa crítica, culminando la construcción de una sociedad moderadamente próspera en todos los aspectos, y emprendiendo la nueva jornada de construir un país socialista modernizado, en todas sus formas. El socialismo con características chinas entró en una nueva era”.
Por lo tanto, China propone que las Fuerzas Armadas desempeñen un papel fundamental en la construcción de un nuevo modelo de sociedad de seguridad, fincado en la igualdad, en la confianza mutua y en la cooperación ganar-ganar.
“El mundo de hoy pasa por profundos cambios no vistos en un siglo. En la medida en que la globalización económica, la sociedad de la información y la diversificación cultural se desenvuelven, en un mundo crecientemente multipolar, la paz, el desarrollo y la cooperación ganar-ganar se convierte en las tendencias inmutables de la época. No obstante, existen factores desestabilizadores prominentes e incertidumbres en la seguridad internacional. El mundo todavía no es un lugar tranquilo”.
El cuadro de incertidumbres se presenta sin rodeos, y señala a los responsables de la inestabilidad mundial:
“El ritmo al que se acelera el realineamiento de las potencias internacionales y la fuerza de los mercados emergentes y de los países en desarrollo sigue aumentando, la configuración del poder estratégico se vuelve más equilibrado. La búsqueda de la paz, de la estabilidad y del progreso se convirtió en una aspiración universal de la comunidad internacional, con fuerzas de paz que predominan sobre los elementos de guerra. El sistema y el orden de seguridad internacionales, sin embargo, están debilitados por el hegemonismo creciente, por las políticas de poder, por el unilateralismo y por los constantes conflictos y guerras regionales.
“La competencia estratégica internacional va al alza. Estados Unidos ajustó sus estrategias de seguridad nacional y de defensa y adoptaron normas unilaterales. Ese país ha provocado y hecho más intensa la competencia entre los países importantes, al aumentar significativamente sus gastos de defensa, al ampliar la capacidad de defensa nuclear, espacial, cibernética y contra misiles, y al superponerse a la estabilidad estratégica mundial.
“La OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) ha continuado con su ampliación, con el aumento de sus movilizaciones militares en Europa Central y Oriental, y con la realización de frecuentes ejercicios militares. Rusia está reforzando sus capacidades nucleares y no nucleares de contención estratégica y luchando para salvaguardar sus intereses y espacios estratégicos de seguridad. La Unión Europea (UE) está acelerando su integración de seguridad y de defensa, para ser más independiente en su propia seguridad”.
En consecuencia, dice el documento, “la seguridad de los países cada vez está más entrelazada, interconectada e interactiva. Ningún país puede responder sólo o permanecer indiferente.”
El texto destaca tres aspectos claves:
-La “sociedad estratégica amplia China-Rusia de coordinación para una nueva era,” la cual está desempeñando “un papel significativo en el mantenimiento de la estabilidad estratégica global”;
-la importancia de las “relaciones militares con Estados Unidos, en concordancia con los principios de no conflicto, no confrontación, respeto mutuo y cooperación ganar-ganar”;
-el papel creciente de la Organización de Cooperación de Xangai (SCO, por sus siglas en inglés), que está “forjando una sociedad constructiva de no alianzas y no confrontación, que no se opone a ninguna tercera parte, que amplía la cooperación en seguridad y defensa y que crea un nuevo modelo para la cooperación de seguridad regional.”
Al buen entendedor, pocas palabras: como se sabe, la SCO fue creada (en 1996) como contrapunto a los inocultables avances de Estados Unidos y sus aliados de la OTAN en Asia Central, y ha asumido un papel cada vez relevante como institución garante de la estrategia sino-rusa de integración y desarrollo del eje euroasiático. Por otro lado, el documento hace explícito de forma categórica el rechazo a cualquier intento de “independencia” de Taiwán, el Tíbet y Xinjiang, además de señalar sin rodeos la interferencia de “fuerzas externas” en los asuntos de Hong Kong.
En suma, el dragón no pretende avanzar más allá de lo que considera sus fronteras, pero conviene no intentar obligarlo a encongerlas.